lunes, 18 de junio de 2012

CHURATA Y SUS CARTAS A MARIÁTEGUI*

Hay en la “Correspondencia” (Ed. Amauta, Lima, 1984) de José Carlos Mariátegui, un total de 7 cartas que Gamaliel Churata le remitió entre 1926 y 1929. Esas misivas son solo las que se encontraron entre los papeles que dejara Mariátegui, ya que muchas otras, según Churata, fueron interceptadas por la policía y nunca llegaron a su destino.

El periodo del intercambio epistolar coincide casi con el furor indigenista que arreciaba en Lima y el Perú, y también con la vida del “Boletín Titikaka”, que se editaba en Puno (1926 – 1930 en ambos casos). Dirigido por Churata y su hermano Alejandro, el Boletín estaba muy ligado a la revista “Amauta” (a cargo de Mariátegui), tanto así que se llegó a creer que el primero era una mera “sucursal” de la segunda.

A continuación reseñamos parcialmente cada una de las cartas a fin de acercarnos al perfil personal del escritor puneño y echar mayores luces sobre algunas de sus vivencias, ora trascendentales ora anecdóticas, correspondientes a esa época.

C1 (27/11/1926): Al parecer en una misiva anterior Mariátegui agradeció a Churata su colaboración en la distribución de la revista “Amauta” y las publicaciones de la editorial “Minerva” en Puno. Este responde cortésmente que las gracias están demás. Afirma que su apoyo se debe a la afinidad ideológica que existe entre ambos: Desde los primeros años declaré mi credo revolucionario (…) A los quince años desafiaba a duelo a un gamonal, a causa de los indios, y a los diecisiete me encarcelaban a causa de haber insultado el gobierno de Benavides. Soy, pues, orgánicamente, un vanguardista (…) y mi colaboración a su labor obedece a eso”.

Asimismo le expresa su satisfacción por los juicios que Mariátegui le dedicara a su cuento “El gamonal”. Finalmente, le recuerda sus pedidos de libros, solicita catálogos de obras nuevas y una colección completa de la “Revista de Occidente”, y expresa su deseo de suscribirse a dicha publicación española.

C2 (2/7/1927): Churata se refiere a cartas y telegramas suyos dirigidos a Mariátegui que habrían sido interceptados por la policía. También le expresa su solidaridad a raíz de una sonada detención que este sufrió en Lima y le recomienda marcharse a Buenos Aires.

A continuación le relata un desencuentro que tuvo con el poeta puneño Emilio Armaza: Le abrazo a nombre de todos, de Alejandro [Peralta], menos de Armaza, el cual es un pobre muchacho burgués, simulador y arribista, tan pobre de imaginación como de honradez y que si le ha pedido algo sólo merece que Ud. lo desprecie. Voy a referirle un solo detalle que lo pinta. Cuando ustedes me enviaron Amauta, salí personalmente a imponerlo y entonces este poeta de una raza que no existe se me enojó como un idiota por el hecho de que pretendí venderle un número de su revista, asegurando que él no compraba cojudeces. Estaba fresco del Buenos Aires frívolo y no se olvidaba de cierto limeñismo amariconado. Creo que sobra con lo dicho. En mi presencia compró luego un número de “Mundo Argentino” para castigarme”.

C3 (9/6/1928): Churata expresa su preocupación por la enfermedad de Mariátegui. Seguidamente le presenta así al escritor Mateo Jayka: [es un] joven neoindio que se inicia muy afanoso en el estudio del folklore, como verá usted por los ensayos que le envía. Si este muchacho continúa por la ruta que tiene iniciada su profundo conocimiento de la raza aborigen le capacitará para ofrecernos en sazón la novela del altiplano que aún no se ha intentado con ánimo indígena. En todo caso usted juzgará de su mérito dándole cabida en la revista”.

Le dice además que le remite dos dibujos del pintor Diego Kunurana (Demetrio Peralta, hermano menor de Churata), quien pronto se va Cusco a estudiar inkaísmo, [y] es, también, uno de nuestros futuros combatientes”.

C4 (30/7/1928): Se alegra por la mejoría de Mariátegui y pasa a contarle que al poeta y dramaturgo Inocencio Mamani, encargado de recibir “Amauta”, lo ensoquillaron en el Cuartel, so pretexto de servicio de movilizables durante seis meses, con maniobras de llapa”,por lo que los nuevos envíos, dice Churata, deberán hacérselos a él mismo, aunque sin dejar de rotular los paquetes a nombre de Mamani, para así evitar que sean interceptados.

Solicita ejemplares de “Tempestad en los andes”, “La escena contemporánea”, “El nuevo absoluto”, etc. y le recuerda queestamos esperando su artículo para el boletín [Titikaka]. (…) con una página sería de sobra el honor y el provecho”. También señala que le enviará una nota sobre el pintor argentino José Malanca.

Hay un curioso “favor” que Churata pide a Mariátegui para su hermano menor, el poeta Alejandro Peralta, quien a la sazón laboraba como recaudador de tributos en Carabaya: si personal o por medio de sus relaciones podría usted ejercer alguna influencia en el Gerente de la Caja de Depósitos y Consignaciones a favor de Alejandro. (…) Para fines ulteriores, entre mis planes estaría tener a Alejandro frente a la jefatura de la Recaudadora, modo, usted comprende, de controlar la actividad del departamento”.

Finalmente dice haber leído el libro sobre “Literatura peruana” de Luis Alberto Sánchez, que aún le parece incompleto.

C5 (8/9/1928): Le escribe, “aprovechando las bodas de Leguía con la imbecilidad de los peruanos”, para enviarle como colaboración fragmentos de “Tojjras” y lo anima a visitar Puno: Por qué no se resuelve a brincar por los Andes? Verle en Puno, hombre, sería para nosotros una gran alegría. Además parece que usted cierta vez me insinuó lo mucho que le favorecería tal viaje”. Le cuenta asimismo que pronto quedará definitivamente constituida en Puno la “Agencia Titikaka”, bajo el auspicio de Eduardo Fournier.

C6 (10/9/1928): Es una suerte de posdata de la anterior. Churata ofrece su apoyo en la difusión de “7 ensayos” de Mariátegui, cuya aparición era inminente, y se queja de “múltiples y asquerosos enemigos” que campean en Puno: Puede decirse que entre hundirnos para siempre en el fango, hemos decidido tirarnos a flotar sobre él. ¡Figúrese el adefesio de obra que hacemos a la legión de rameras que nos joden a diario!”

C7 (24/4/1929): Churata, muy dolido, explica su demora en responder a una carta de Mariátegui y cancelarle una deuda: Debe usted estar extrañado de mi silencio de tantos días. Pero es que la VIDA, así con mayúsculas, sigue atacando mis izquierdas revolucionarias y se ha propuesto dejarme limpio el camino de todos los seres que eran mi legado de alegría. Ayer fue Teófano Churata, le siguió Quemensa Churata, mis hijos, y el 12 de abril a las cinco y treintainueve de la madrugada, Brunilda mi compañera, chiquilla que con quince años vino desde Chile a pagar mi tributo a la tierra. Fácil es que piense que tanto golpe si me ha endurecido el cuero me ha puesto también muy deslucida el alma”.

Dice haber escrito una réplica a una afirmación de Jorge Basadre sobre el declive del vanguardismo y que además intentará hacer un estudio sobre la “indianidad” (para él, el aspecto medular) de la poesía de José María Eguren.

En 1930 con la temprana muerte de José Carlos Mariátegui, “Amauta” saldría del mercado. Coincidentemente ese mismo año se editaría el último número del “Boletín Titikaka”. Así, los años aurorales del indigenismo en el Perú llegaron a su fin. Entre tanto en Puno, Churata, acusado de agitador comunista, fue perseguido sin tregua por el gobierno de Sánchez Cerro y tuvo que huir a Bolivia donde permaneció más de treinta años.

* Artículo publicado en el diario Correo (Puno), 16/06/2012.