Conflicto interno/ escuela y maestro en el altiplano puneño (1980 – 1990) (Qhala editores, Puno, 2011) es un folleto que forma parte del informe (documento de trabajo) que el escritor José Luis Velásquez Garambel (Puno, 1980) presentó hace algunos años a la Comisión Internacional de Derechos Humanos y la Comisión de la Verdad y Reconciliación Nacional, en calidad de miembro “voluntario” del Grupo de Trabajo Región Sur Andina cuya labor consistió en visitar el penal de Yanamayo y entrevistar a algunos miembros de Sendero Luminoso para luego transcribir los audios.
En Conflicto interno, escuela y maestro en el altiplano puneño, Velásquez Garambel pretende esclarecer las razones del fracaso total de Sendero Luminoso en Puno. ¿Qué motivó el aislamiento social y la derrota política de este grupo terrorista en el altiplano? ¿Cómo se produjo en el campesino puneño ese tránsito de la aparente simpatía inicial a la resistencia y posterior repudio del PCP SL?
Según Velásquez Garambel, Sendero se enfrentó en Puno -en su afán de convertirlo en el “segundo Ayacucho” y a diferencia de lo que ocurrió en otras regiones- a distintos actores como organizaciones campesinas (Federación Departamental de Campesinos de Puno - FDCP), partidos políticos (PUM, IU, Patria Roja, APRA, etc.), Iglesia Católica del Sur Andino (Vicarías de Solidaridad), Policía Nacional y Fuerzas Armadas.
Dice el autor que el llamado conflicto interno se entrecruzó en el altiplano con los viejos conflictos por la tierra y el acceso a la escuela, los rezagos terratenientes y la desigualdad social y étnica. “El proceso del conflicto armado interno en el norte del departamento de Puno,…predominantemente quechua, estuvo vinculado a la crisis del sistema asociativo creado por la reforma agraria y a la lucha por la reestructuración democrática de la propiedad de la tierra, además de las formas de exclusión implantadas desde la ‘escuela’…”, sostiene Velásquez Garambel. En la zona sur, en cambio, el grupo terrorista nunca fue capaz de lograr el apoyo de los aimaras, aun cuando constituyó sus tres primeras células en Juli. Esto porque allí la presencia de las empresas asociativas (instauradas por el velascato) no fue significativa.
Según el autor Sendero pretendió arrogarse el liderazgo en el proceso de “recuperación de las tierras” emprendido en 1987 por la FDCP, organización campesina que jugó un papel crucial en la lucha contra el grupo subversivo, pues, a diferencia de éste, que proponía recobrar la tierra con las armas, optaba más bien por reestructurar democráticamente la propiedad de la misma. El gran fracaso PCP SL, arguye Velásquez Garambel, radica en su incapacidad de convencer a los campesinos puneños, pues por más que intentó captar mandos o cuadros entre quechuas y aimaras, éstos rechazaron tajantemente los métodos violentos y de terror para alcanzar la reestructuración de la tierra.
El autor agrega que Sendero logró reclutar a sus primeros militantes entre los maestros, el Frente de Organizaciones Populares, los Institutos Superiores Pedagógicos y el Frente Estudiantil Revolucionario de la Universidad Nacional del Altiplano, es decir, los sectores indígenas más vulnerados que habían logrado acceder a las instituciones superiores de enseñanza.
En la última parte del libro, Velásquez Garambel relata la conmovedora historia de Porfirio Suni Quispe, maestro rural que lideró la Federación Unitaria de Campesinos de Aricoma (FUCA), ente que promovió la reestructuración de la SAIS “Aricoma”. Inicialmente Suni Quispe fue acusado por dicha empresa de agitador y aliado del terrorismo, por lo que en 1988 sufrió detención y tortura policial. Una vez liberado, gracias a la presión de diversas instituciones, fue elegido diputado por Izquierda Unida, cargo desde el cual apoyó la conformación de Rondas Campesinas a fin de contrarrestar la violencia senderista, motivo por el cual, en 1991, un comando de aniquilamiento del PCP SL lo asesinó en Juliaca.
*Reseña publicada en el diario Correo (Puno), 09/10/11