Mar del Sur es otra revista literaria cuyo número inicial se lanzó este año en Puno. Bajo la dirección del escritor Jorge Flórez Áybar y la edición del narrador Luis Gallegos Arreola, esta publicación pretende homenajear al escritor peruano José María Arguedas -de cuyo nacimiento se recuerda este año el centenario- aunándose a las voces que critican la decisión gubernamental de conmemorar oficialmente el descubrimiento de Machupicchu dejando de lado al creador de Todas las sangres.
Si bien es necesario felicitar cualquier iniciativa cultural, más todavía si se trata de publicaciones literarias, no se puede soslayar algunos despropósitos en los que incurre la mencionada revista so pretexto de reivindicar a su autor predilecto.
Mar del Sur contiene, entre otras cosas, dos artículos sobre Arguedas: uno de ellos, firmado por Flórez Áybar, titula ¿Arguedas o Vargas Llosa? Deslindes y perspectivas, mientras que el otro, escrito por José Luis Ayala, trata de la Capacidad creadora del pueblo (en alusión a un ensayo folklórico de Arguedas). Ambos articulistas se empeñan en forzar una confrontación raigal e inconciliable entre el Nóbel y el autor de Los ríos profundos, pues, para ellos, el primero (MVLL) representa a la cultura “occidental” y el segundo (JMA) a la cultura “andina”.
Así, Flórez Áybar quiere hacer creer que MVLL envidió siempre a JMA. La prueba de ello sería La utopía arcaica (1996), libro en el que el Nóbel pretendería, según Flórez, desacreditar la obra arguediana borrando a su autor de un plumazo del mapa literario. Por su parte, José Luis Ayala suscribe de pe a pa este “argumento”. A decir de él, JMA es una eterna víctima de los poderes oficiales -a diferencia de MVLL- , alguien que fue maltratado en vida (como Vallejo, Oquendo, Churata, etc.) y más todavía una vez muerto: ¿acaso el gobierno no se negó a consagrar el 2011 como el año de su centenario?
En el fondo, el pecado capital que Flórez y Ayala no le perdonan al Nóbel es que éste, a inicios de los setenta, se haya sacudido del izquierdismo para, con él tiempo, defender y difundir el liberalismo (aunque su reciente apoyo a Humala haya dejado mucho que desear). El recurso retórico que los articulistas en mención emplean para, a nombre de los andinos y Arguedas, arremeter contra los occidentales y Vargas Llosa es el archisabido “victimismo”. Ay, Occidente desea liquidar nuestras raíces andinas; están destruyendo nuestra identidad; quieren borrar nuestra cultura; nos están arrinconando, silenciando, aplastando…y así hasta la náusea. Olvidan adrede que esta burda dicotomía le hace mucho daño al país y a la literatura, más aún cuando hoy es impensable concebir lo andino sin lo occidental.
Tan absurdo es el dualismo Arguedas/Vargas Llosa que en las páginas de la propia revista -y por boca del mismísimo autor de Yawar fiesta- halla su refutación. Pues, de acuerdo a una entrevista que Tomás Escajadillo le hizo a Arguedas (incluida en Mar del Sur), éste consideraba a Vargas Llosa, ni más ni menos, en el grupo de los “grandes” escritores.
Si bien es necesario felicitar cualquier iniciativa cultural, más todavía si se trata de publicaciones literarias, no se puede soslayar algunos despropósitos en los que incurre la mencionada revista so pretexto de reivindicar a su autor predilecto.
Mar del Sur contiene, entre otras cosas, dos artículos sobre Arguedas: uno de ellos, firmado por Flórez Áybar, titula ¿Arguedas o Vargas Llosa? Deslindes y perspectivas, mientras que el otro, escrito por José Luis Ayala, trata de la Capacidad creadora del pueblo (en alusión a un ensayo folklórico de Arguedas). Ambos articulistas se empeñan en forzar una confrontación raigal e inconciliable entre el Nóbel y el autor de Los ríos profundos, pues, para ellos, el primero (MVLL) representa a la cultura “occidental” y el segundo (JMA) a la cultura “andina”.
Así, Flórez Áybar quiere hacer creer que MVLL envidió siempre a JMA. La prueba de ello sería La utopía arcaica (1996), libro en el que el Nóbel pretendería, según Flórez, desacreditar la obra arguediana borrando a su autor de un plumazo del mapa literario. Por su parte, José Luis Ayala suscribe de pe a pa este “argumento”. A decir de él, JMA es una eterna víctima de los poderes oficiales -a diferencia de MVLL- , alguien que fue maltratado en vida (como Vallejo, Oquendo, Churata, etc.) y más todavía una vez muerto: ¿acaso el gobierno no se negó a consagrar el 2011 como el año de su centenario?
En el fondo, el pecado capital que Flórez y Ayala no le perdonan al Nóbel es que éste, a inicios de los setenta, se haya sacudido del izquierdismo para, con él tiempo, defender y difundir el liberalismo (aunque su reciente apoyo a Humala haya dejado mucho que desear). El recurso retórico que los articulistas en mención emplean para, a nombre de los andinos y Arguedas, arremeter contra los occidentales y Vargas Llosa es el archisabido “victimismo”. Ay, Occidente desea liquidar nuestras raíces andinas; están destruyendo nuestra identidad; quieren borrar nuestra cultura; nos están arrinconando, silenciando, aplastando…y así hasta la náusea. Olvidan adrede que esta burda dicotomía le hace mucho daño al país y a la literatura, más aún cuando hoy es impensable concebir lo andino sin lo occidental.
Tan absurdo es el dualismo Arguedas/Vargas Llosa que en las páginas de la propia revista -y por boca del mismísimo autor de Yawar fiesta- halla su refutación. Pues, de acuerdo a una entrevista que Tomás Escajadillo le hizo a Arguedas (incluida en Mar del Sur), éste consideraba a Vargas Llosa, ni más ni menos, en el grupo de los “grandes” escritores.
* Reseña publicada en el diario Correo (Puno), 22/07/2011.
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